Largarse de Viaje, un reencuentro consigo mismo

Vivir de viaje.

Aunque hace ocho años esta afirmación me sonara un tanto absurda, pues imaginaba en aquel entonces que cada viaje costaba mucho más dinero del que ganaba, y que dejar todo atrás para irme sin fecha de retorno sería un locura, ahora, a mis 30 años, volver a casa es un tiempo de vacaciones y estar en la ruta es mi vida.

Las obligaciones sociales fueron el tema más difícil de sobrellevar, antes de tomar la decisión de comenzar un viaje que cambiaría mi estilo de vida. ¿La estabilidad económica no te preocupa?, ¿qué va a pasar cuando quieras regresar y no tengas un curriculum, cómo buscarás trabajo?, ¿cómo vas a tener hijos viajando?…

Aconcagua - Argentina. Foto: Natalia Méndez
Aconcagua – Argentina. Foto: Natalia Méndez

Todas estas preguntas y muchas más hicieron parte del proceso. Y fueron desarrollando un cúmulo de miedos, pues, cada vez que nos salimos del guion planeado común, y nos aventamos a vivir el propio, la desaprobación social nos hace sentir que estamos tomando el camino equivocado.

Así que con todos los miedos y prevenciones a cuestas, incluso más pesados que la primera mochila que armé, me fui a recorrer Colombia junto a mi pareja de ese momento. Claro, seguían siendo pequeñas vacaciones, ocho días en el Tayrona, otros ocho en el Cabo de La Vela y al tercer año una semana en la Sierra Nevada del Cocuy, no me atrevía aún a dejar todo atrás para irme sin una fecha de vuelta. A estos pequeños viajes los llamé: el bautizo mochilero, pues fueron los que me impulsaron a conocer más lugares y a despojarme de los prejuicios para emprender la primer gran travesía.

Punta del Este - Uruguay. Foto: Natalia Méndez
Punta del Este – Uruguay. Foto: Natalia Méndez

Con la excusa de estudiar un diplomado de ilustración para libros infantiles, viajamos los dos a Buenos Aires con ese y otros propósitos, como buscar un empleo fijo y quedarnos a vivir un tiempo en la capital argentina. Sin embargo estando allí, tantos planes se fueron deformando, pues las circunstancias nos fueron llevando hacia otros caminos, hasta que decidimos irnos hacia la Patagonia atravesando por tierra Argentina, y además, vendiendo artesanías, cosa que jamás habíamos hecho antes.

Iguazú Foto: Natalia Méndez
Iguazú Foto: Natalia Méndez

En adelante todo fue una aventura. Al ser viajeros novatos debimos aprender a hacer autostop, a dormir en habitaciones compartidas y a buscar la manera de hacer dinero viajando. Superar estos obstáculos nos llevó a conocer lugares que solo habíamos visto en fotografías o en la imaginación. Las cataratas de Iguazú al norte de Argentina, se convirtieron en ese lugar que no he podido describir fielmente, pues solo al vivirlas se entiende la sensación de estar parado junto a ellas. Uruguay fue un diminuto paraíso que antes de emprender esta ruta había estado perdido para mí en los mapas. En Bolivia puse a prueba mi paciencia, para recorrer este país que parece vivir en una dimensión diferente a la nuestra. Dejó de ser un sueño conocer Machu Picchu y las líneas de Nazca, pues, vendiendo artesanías y con poco presupuesto, logramos conocerlos. Y un país tan cercano al mío, como Ecuador, se hizo como mi casa.

Copacabana, Titicaca - Bolivia. Foto: Natalia Méndez
Copacabana, Titicaca – Bolivia. Foto: Natalia Méndez

Haber vuelto después de un viaje de nueve meses fue todo un revuelo, pues es difícil regresar a las costumbres de una vida que ya se había dejado atrás. El camino siempre llama, muy pocos viajeros que conozca han dejado de sentir las ganas de volver a partir una vez regresan. Así que con ese sentimiento decidí irme de nuevo para conectar Panamá con México por tierra, un viaje de 14 meses que hice sola, una aventura muy diferente a hacerlo en pareja.

Allí los lugares se convirtieron en el escenario de muchas anécdotas, algunas buenas, otras no tanto. Me encontré con la discriminación, el machismo, la tristeza y la soledad. Sin embargo también fue el reecuentro conmigo y con las ganas de vivir viajando a pesar de los obstáculos.

Machu PIcchu - Perú. Foto: Natalia Méndez
Machu PIcchu – Perú. Foto: Natalia Méndez

 

A partir de todas estas experiencias de varios meses de viaje, y de cada reflexión que hice a lo largo del camino, nació Me Largo a Volver Conmigo, mi primer libro de narrativa de viajes. Este es un proyecto independiente, si es posible viajar sin fecha de retorno, también es posible publicar un libro sin necesidad de grandes editoriales.

Lo que se puede encontrar allí es una narración sin maquillaje, cuento todo lo que me ha sucedido, tanto la alegría de estar pedaleando a través de la isla de Ometepe en Nicaragua, como el día en que me robaron y me quedé con cinco dólares en el bolsillo para seguir el viaje.

Bacalar - Mexico. Foto: Natalia Méndez
Bacalar – Mexico. Foto: Natalia Méndez

No es un empujón para tomar la mochila y dejar todo atrás, es una voz que quiere alentar al lector a dejar los miedos; una historia que comprueba que vivir de viaje no es una utopía, es una posibilidad abierta para todo aquel que esté impulsado por su espíritu a hacerlo; y es un llamado a dejar los miedos porque los límites solo están en nuestra mente, pero a veces los utilizamos como excusas por el pavor a saltar al vacío.

Para saber más sobre el libro y conseguirlo puedes entrar al siguiente enlace: Me Largo a Volver Conmigo

Natalia Méndez Sarmiento

www.cuentosdemochila.com

1 comentario

  1. Súper corazón tu artículo. Lástima q ya entro a trabajar de nuevo y mis vacas fueron solo diligencias. Necesito unas verdaderas vacaciones, pero ya será el próximo año con. El poder de Dios Te mando un besote giganteeee y espero q estés bien de salud. Bendiciones.

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